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Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. Se le acercó el tentador y le dijo:

—Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

Él respondió y dijo:

—Escrito está: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”

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